500 PALABRAS DE TOÑI.

Para mí, el propósito de la educación es formar a las personas desde su más tierna infancia para que aprendan no sólo el currículum que se imparte en las aulas, sino también, unos principios básicos necesarios para vivir en sociedad, como el respeto, el conocimiento, la comprensión y el entendimiento de otras culturas, la tolerancia, la libertad, la colaboración con lo demás, etc.

Todos ellos son principios básicos cuyos pilares deben asentarse en el seno familiar, pero que también deben seguir apoyando y poniendo en práctica los profesores en sus clases.

Pienso que para formar a un buen ciudadano no basta con colmarlo de conocimientos teóricos, sino también, hay que llenarlo de principios que les ayuden a desarrollar una adecuada, respetuosa y feliz vida en sociedad.

Esta idea me parece muy importante y más teniendo en cuenta el mundo en el que vivimos actualmente, caracterizado principalmente por la globalización, que podemos definir como un "proceso económico, tecnológico, social y cultural a gran escala, que consiste en la creciente comunicación e interdependencia entre los distintos países del mundo unificando sus mercados, sociedades y culturas, a través de una serie de transformaciones sociales, económicas y políticas que les dan un carácter global" (definición obtenida de Wikipedia).

Vivimos en un mundo donde ya no existen las fronteras, Internet y las nuevas tecnologías han ayudado mucho a crear esta nueva realidad. Actualmente, podemos saber qué está ocurriendo en cualquier parte del mundo segundos después de que ocurra gracias a Internet, eso es una realidad. Pienso que educar a los niños en la diversidad es una riqueza y no un peligro, que nos servirá para eliminar diferencias e intolerancias y poder crear un mundo mejor desde el conocimiento y las relaciones humanas basadas en la tolerancia y el respeto.

Le doy tanta importancia a este tema porque pienso que debemos luchar contra la mala conducta y la violencia que se vive no sólo dentro de nuestras clases, sino también fuera, en el mundo real, de nuestro día a día. Se están perdiendo principios básicos, necesarios para la vida en sociedad, un problema cuya semilla pienso que se puede erradicar desde las aulas porque el futuro está en nuestras manos, los educadores, y si criamos a nuestros niños con valores adecuados podremos crear un mundo mejor.

A pesar de la importancia de este tema, he de decir que, no menos importante, es preparar a nuestros niños y jóvenes, no sólo a saber relacionarse de forma adecuada, sino también, hay que darles unos conocimientos, un currículum que les sirva para enfrentarse a un mundo laboral muy competitivo y globalizado y que, además, les aportará un gran enriquecimiento personal.

En mi opinión, la educación debe encargarse de estos dos aspectos fundamentales.

En la actualidad, me parece muy importante que el currículum esté adaptado a la nueva realidad cambiante y totalmente globalizada. Es por eso, que ahora debemos ocuparnos no sólo de impartir las materias de toda la vida, como matemáticas, lengua, historia, etc. También debemos centrarnos en enseñar a nuestros niños y jóvenes a manejar las nuevas tecnologías, a dominarlas y a darles buen uso, así como otorgarle a los idiomas la importancia que se merecen en este nuevo contexto en el que nos encontramos. En este tema estoy totalmente de acuerdo con la creación de los colegios bilingües, siempre y cuando se comiencen a impartir a edades muy tempranas y con profesores cualificados. Además, debemos inculcarles estos conocimientos de forma innovadora, de modo que no matemos su creatividad, sino que los ayudemos a potenciarla.

Creo que estos son los aspectos fundamentales que debe tratar la educación para hacer de nuestros niños personas enriquecidas interiormente, flexibles, creativas, respetuosas y preparadas para afrontar los grandes retos que les esperan al acceder al mercado laboral de forma eficiente, brillante y feliz.

En las manos de las personas que vamos a formar está el futuro, nuestro futuro.